Por qué las cosas pueden ser diferentes by Manuela Carmena

Por qué las cosas pueden ser diferentes by Manuela Carmena

autor:Manuela Carmena
La lengua: spa
Format: epub
editor: Clave intelectual
publicado: 2016-04-06T00:00:00+00:00


2. CAMBIAR DE SITIO. LA JUDICATURA

Pero ya antes, en el 76, muerto Franco y cuando todo comenzaba a cambiar, sentía, yo también, necesidad de cambio. La idea de vivir en el campo me seguía atrayendo. Pensé que me podría hacer perito agrícola. Un día me acerqué a la Escuela de Ingenieros Agrónomos en la Ciudad Universitaria. Vi los programas y me di cuenta de que estudiar una ingeniería, aunque fuera de grado medio, de perito, me exigiría un esfuerzo ímprobo. Mi bachillerato además había sido de letras. Así quedó la cosa, aunque el cambio me seguía rondando. Siempre lo ha hecho a lo largo de mi vida. Un día, mientras que esperaba a que me tocara mi turno en la sala de un juzgado de distrito de Madrid, me saltó la idea:

¿Por qué no hacerme juez de distrito?

No recuerdo quién era aquel juez que disparó en mí la posibilidad de esa alternativa. Era un hombre mayor y amable que tenía encima de la mesa varios cochecitos de juguete. Les dejaba, a cada uno de los intervinientes en los juicios de tráfico, uno de los cochecitos para que pudieran explicar bien cuál había sido su visión de la trayectoria de los vehículos implicados en el suceso.

Vi en él algo de utilidad y de proximidad que me gustó. Además, como normalmente los juzgados de distrito estaban ubicados en pueblos me vi ya con mi huerta y mi campo y se me dibujó la alternativa y el cambio que podía estar buscando.

Como no tenía ni idea de qué era lo que tenía que hacer para superar las oposiciones de juez, hablé con uno de los magistrados de la Magistratura de Trabajo, que me resultaban más cercanos. Era Juan Antonio Linares. Me animó mucho a preparar las oposiciones a la judicatura, pero me desaconsejó que me limitara solo a las de juez de distrito pues, según él, yo podía perfectamente superar las oposiciones superiores, las de juez de primera instancia e instrucción.

Estábamos en otoño de 1979. Me preocupaba que en alguna medida pudieran todavía pesar mis antecedentes policiales y así se lo dije a Juan Antonio. Me tranquilizó, 'no, no creo que tengas ningún tipo de problema, en todo caso, no te preocupes Manuela porque el día que te examines, iré contigo y veré como lo haces', me dijo.



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